El rol del Consejo Federal Pesquero, el INIDEP y la merluza como caso de estudio
Bienes comunes naturales

Los Bienes Comunes Naturales, denominados recursos naturales en las sociedades de libre mercado, son “aquellos bienes materiales e inmateriales que no se circunscriben a una persona, sino que remiten a todos y cada uno de los miembros de la sociedad” (Ivars, 2013). Esto significa que son de propiedad social, no deberían ser privatizados y su regulación sería de forma pública. Dar un título de propiedad de un ‘bien común’ a un privado conlleva a su mercantilización y por ende a una explotación masiva e intensa enfocada principalmente en su exportación y en la obtención de una ganancia económica, lo cual se puede denominar como extractivismo (Gudynas, 2013). Esta práctica, tan común en América Latina, conduce a la acumulación de riqueza de quienes se apropian de estos bienes naturales, a su sobreexplotación y a la contaminación y consecuente desequilibrio del medio ambiente.

Los denominados “recursos pesqueros” son un ‘bien común’ y como actividad extractiva por defecto no escapan a esta realidad. A partir de mediados del siglo XX la mayoría de las especies marinas de importancia comercial fueron sobreexplotadas por medio de la pesca industrial y como consecuencia de ello perdieron alrededor del 80% de su biomasa virgen. A esta situación se llegó por medio de una explotación que reproduce el modo de producción dominante en las sociedades capitalistas y va en función de los intereses del mercado con la connivencia de los gobiernos de turno. En Argentina este proceso ha atravesado distintas etapas históricas, pero se ha intensificado en las últimas décadas (Goméz Lende, 2018).

Para cambiar la realidad actual, el Estado debe garantizar un desarrollo sostenible de las pesquerías y ello significa un desarrollo que satisfaga las necesidades de la generación actual sin poner en peligro las generaciones futuras y el medio ambiente. Esto supone también un enfoque ecosistémico, lo cual no sólo contempla a la especie y al ecosistema en cuestión, sino que además debe incluir factores socio-económicos y generar de esa manera un desarrollo que otorgaría beneficios a toda la sociedad dentro del marco de la seguridad alimentaria y como fuente de empleo.

¿Cuál es la función de la Secretaría de Pesca y el Consejo Federal Pesquero?

La Secretaría de Pesca junto con el Consejo Federal Pesquero (CFP), ubicado en la Ciudad de Buenos Aires, definen la política pesquera nacional y la política de investigación pesquera. También se ocupan de establecer la Captura Máxima Permisible y las áreas de veda sugeridas por el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP), de administrar los permisos de pesca, de asignar los cupos de captura y las Cuotas Individuales Transferibles de Captura (CITC) por barco y de fiscalizar y controlar todo lo referente a la administración pesquera. Estos objetivos se enmarcan en el Artículo 1º de la Ley Federal de Pesca que refiere que “La Nación Argentina…promoverá la protección efectiva de los intereses nacionales relacionados con la pesca y promocionará la sustentabilidad de la actividad pesquera”.

Lamentablemente en el CFP sólo tienen representación las provincias con litoral marítimo, por lo cual desde un principio se vulnera el concepto de “bien común” a toda la sociedad y se prioriza unas provincias por sobre otras. Asimismo, en el CFP no existe representación formal de los trabajadores, pero sí existen miembros vinculados al sector empresarial, con lo cual no hay un balance de intereses entre sus componentes, condición importante ya que es el organismo que administra la pesca.

Definir las políticas de investigación pesquera requiere tener un marco económico claro que puede implicar, por ejemplo, un desarrollo regional basado en las pesquerías. El país cuenta con el GATEC (Gabinete Científico Técnico), un organismo integrado por todas las universidades e Institutos de Investigación del país, cuya función entre otras debería ser discutir las líneas de investigación a seguir. Sin embargo, en la práctica, solo se dedica a administrar recursos presupuestarios, dejando de lado una actividad tan importante como la mencionada.

¿Cuál es el rol del INIDEP?

El Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero, ubicado en la ciudad de Mar del Plata, asesora a la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura de la Nación, al Consejo Federal Pesquero, que depende de esta subsecretaría, y a la Cancillería Argentina sobre el uso racional de los recursos pesqueros mediante un desarrollo sostenible de la actividad.

El INIDEP efectúa estudios sobre la dinámica de poblaciones de peces, crustáceos y moluscos de interés pesquero, enfocándose en aspectos tales como reclutamiento, crecimiento y mortalidad natural y por pesca. Del mismo modo, realiza investigaciones ambientales que incluyen aspectos ecológicos y físicos-químicos. Lamentablemente el “desarrollo pesquero”, término que está incluido en el nombre de la institución, es una actividad menor dentro de las líneas de investigación.

Gracias al INIDEP se puede saber qué es lo que sucede con nuestras especies y en qué estado se encuentran, permitiendo de esta manera el mejor asesoramiento a las autoridades que las administran a través de la recomendación de medidas de manejo para el desarrollo sostenible de las pesquerías. En ese sentido, países con larga trayectoria en investigación pesquera como Dinamarca e Inglaterra revisaron la tarea desarrollada por los investigadores y emitieron informes muy satisfactorios que expresaban la aprobación de las metodologías empleadas en la evaluación de los recursos.

Dentro de las especies monitoreadas por el INIDEP se encuentran la merluza común, el calamar y el langostino, que constituyen los recursos pesqueros más importantes en nuestro país. Por características propias de su ciclo de vida, tanto el calamar como el langostino pueden sufrir grandes cambios en sus biomasas de un año a otro. Por su parte, la merluza común ha perdido alrededor del 80% de su biomasa virgen, al igual que la polaca, el abadejo y la merluza negra. Otros grupos evaluados son los peces cartilaginosos (rayas y tiburones), que al tener bajo número de descendientes son muy vulnerables y se encuentran en situación de alerta, al igual que otras especies costeras como la corvina rubia.

Situación biológica de la merluza común (Merluccius hubbsi)

La merluza común tiene una amplia distribución en aguas argentinas y para su mejor manejo se dividió en dos stocks o efectivos (norte y sur) separados por el paralelo 41°S (Figura 1 A). Tanto para el efectivo norte como para el sur se establecen áreas de veda que se implementan durante todo el año, lo que significa que en esas zonas está prohibido el ingreso de buques con pesca dirigida a esta especie (Figura 1 B). En el caso del efectivo norte, una porción del área se comparte con la República Oriental del Uruguay constituyéndose como la ZCPAU (Zona Común de Pesca Argentino-Uruguaya). La administración pesquera de esa área compartida la realiza la Comisión Técnica Mixta del Frente Marítimo.

La flota que opera sobre este recurso está integrada por buques fresqueros y congeladores arrastreros. Estos últimos son de gran porte y alto poder de pesca, y portan una red que se arrastra en el fondo (de allí su nombre), altamente depredatoria para la fauna y flora asociada al suelo marino (Figura 2).

Se detallan a continuación las principales características de cada efectivo:

Efectivo norte (34-41°S): La reproducción de este efectivo ocurre en los meses de otoño-invierno. La biomasa total (población de juveniles y adultos) y reproductiva (población adulta capaz de reproducirse) declinaron significativamente entre un 84% y 88% respectivamente entre los años 1986-2012 y el reclutamiento promedio (juveniles que se incorporan a la pesca) fue inferior al histórico (Irusta, 2018). A partir del año 2011 se observó una lenta recuperación de la especie (Figura 3 A).

Efectivo sur (41-54°S): Este efectivo se reproduce a partir del mes de octubre hasta marzo en la región al norte del golfo San Jorge. Su biomasa superaba los 2.600.000 t en los años 1976-77 y la actual es de alrededor de 885.000 toneladas (Figura 3 B). La pesquería del efectivo sur está sostenida principalmente por ejemplares juveniles y adultos de escasa talla.

Además de la sobrepesca en ambos efectivos, se suma el problema del descarte, que lo constituye todo aquello que viene en la red y por distintos motivos es devuelto al agua. Esto incluye la extracción de merluzas pequeñas (juveniles) que aún no han desovado por primera vez y son devueltas al mar sin vida dado que no alcanzan la talla comercial.

De la misma manera, cuando la pesca está dirigida al langostino, los buques ingresan al área de veda de juveniles de merluza y atrapan como especie acompañante (bycatch) miles de toneladas de merluza, que luego se desechan. Actualmente, el único control que existe para limitar el descarte son las áreas de veda, ya que las declaraciones de captura y esfuerzo pesquero están subestimadas.

Reflexiones finales

El INIDEP se creó en el año 1977, para asesorar a los gobiernos en las pautas necesarias para un desarrollo sostenible de los recursos. Sin embargo, en la década del 90 el Ingeniero Felipe Solá, quien estaba al frente de la Secretaría de Agricultura Ganadería y Pesca firmó el denominado Acuerdo Sobre las Relaciones en Materia de Pesca entre la República Argentina y la Comunidad Económica Europea que benefició principalmente a la flota española. Esto generó una sobrecapitalización de la flota, lo cual provocó una fuerte caída de la biomasa en esos años, ya que las capturas se incrementaron un 58% entre 1990 y 1997 (Gómez Lende, 2018). Este hecho pone en evidencia, entre otras cosas, que se desoyeron las recomendaciones del INIDEP. Por otro lado, el CFP, implementó las Cuotas Individuales Transferibles (CIT) a partir del año 2010, que es un instrumento de mercado para el manejo de las pesquerías.

Desde un punto de vista social es necesario cuestionar hacia quienes va dirigido el beneficio de la pesca. El Estado invierte en el INIDEP para que lo asesore, pero la renta ictícola es acaparada por capitales privados únicamente. Si afirmamos que los recursos pesqueros son un Bien Común ¿no debería el Estado asumirse como responsable y destinatario de una parte del beneficio de la pesca y que su usufructo vuelva hacia la sociedad?

BIBLIOGRAFÍA
  • Gómez Lende, S. 2018. Pesca marítima en Argentina (1943-2015): siete décadas de extractivismo. Rev. Tamoios, São Gonçalo (RJ), 1: 12-30.
  • Gudynas, E. 2013. Extracciones, extractivismos y extrahecciones. Un marco conceptual sobre la apropiación de recursos naturales. Observatorio del Desarrollo, 13: 1-18.
  • Irusta, G. 2018. Evaluación del estado del efectivo norte de 41°S de la merluza (Merluccius hubbsi ) y estimación de la captura biológicamente aceptable para el año 2019. Inf. Tec. Of.N° 45, 32p.
  • Ivars, J.R. 2013. ¿Recursos naturales o bienes comunes naturales? Algunas reflexiones. Papeles de trabajo. Centro de Estudios Interdisciplinarios en Etnolingüística y Antropología Socio-Cultural, 26: 88-97.
  • Santos, B. y Villarino, F. 2019. Evaluación del estado de explotación del efectivo sur de 41°S de merluza (Merluccius hubbsi) y la estimación de la captura biológicamente aceptable para el año 2020. Inf. Tec. Of. N°46, 46p.

 

Gráficos

A – Distribución de merluza

B – Vedas

Efectivo norte

Efectivo sur

Figura 1. A: Distribución de merluza en sus dos efectivos: Norte y Sur. B: vedas, se aplican todo el año, para ambos efectivos. En el efectivo norte el área vedada se señala color rosa. En el efectivo sur solo el área rosada es una veda estacional de reproductores, el área gris corresponde a la veda de juveniles.

Figura 2. Red de arrastre de fondo (Tomado de Ricardo Roth, INIDEP).

Efectivo norte Efectivo sur

Figura 3. A-Efectivo norte: evolución de las Biomasas Total (BT) y Reproductiva (BR) del entre los años 1986 y 2017 (Tomado de Irusta, 2018). B-Efectivo sur: evolución de la Biomasas Total (BT) entre los años 1990 y 2018 (Tomado de Santos y Villarino, 2019).