En esta industria se ha venido denunciando la situación de insalubridad en que se trabaja. Algunas empresas han mejorado en algo las condiciones de salubridad principalmente por las exigencias de la exportación, sin embargo, siguen derivando el pescado a plantas donde no se respeta lo más mínimo de dichas condiciones.
En consecuencia, se puede afirmar que el riesgoso medio ambiente en que se realizan las tareas hace que la salud del obrero se resienta constantemente.
En junio de 1972 el Sindicato Obrero de la Industria del Pecado (SOIP) entregó un memorial al Ministerio de Bienestar Social de la Nación, dirigido por Francisco Manrique, peticionando la jubilación para los trabajadorxs de la industria a los 50 años. En dicho petitorio entre otras afirmaciones expresaban:
“En las tres industrias las jornadas laborales se ciñen a la ley, vale decir que normalmente se trabaja 8 horas por jornada, pero en realidad, sobre todo en la industria conservera y del filet, la jornada es mucho mayor y es verdaderamente frecuente que sobre todo en el fileteado por la índole de la industria y por lo perecedero de la mercadería el trabajo se desarrolle hasta horarios no habituales, alcanzando noches y madrugadas, cuando no se comienza a las 4 de la mañana y sin solución de continuidad alcanza hasta el mediodía sin intervalos.”
En otro párrafo agregaron:
“En la industria del aceite y de las harinas de pescado se trabaja en ambientes de extrema humedad, de extremo frio en lo que se refiere al ‘mechado’ de fuertes corrientes de aire de disímil temperatura como ocurre cuando se alterna el calor tremendo de las calderas con corrientes de aire helado proveniente del exterior” (La Capital, 04/07/1972).
Tres años después, en junio de 1975, lxs trabajadorxs de la empresa San Andrés encabezadxs por su delegado Ramon González manifestaron al diario La Capital lo siguiente:
“trabajamos en un ambiente de 18 grados y a veces bajo cero, con niebla amoniacal cubriendo el piso con un espesor de 20cm. En cuanto las enfermedades por contagio en la piel -agregaron- podemos afirmar [que se debe al] mal estado de la materia prima”.
Estas denuncias y otras más fueron desoídas por quienes tienen que controlar, legislar o tan solo hacer cumplir las leyes vigentes.
Podemos decir que las afecciones más comunes en los trabajadorxs son:
- Lesiones musculares, en los tendones y las articulaciones que se producen por la realización de tareas que exigen movimientos manuales repetitivos, (p, ej. en el corte del pescado en filetes y al “cuerear”) posturas incorrectas y por sobreesfuerzos.
- Dermatitis de contacto, alergias en la piel y la aparición de verrugas en las manos provocada por un virus del pescado afección que se presenta en los fileterxs especialmente.
- El agravamiento de enfermedades respiratorias leves y agudas por la exposición al frio. La exposición al ruido provoca la disminución de la capacidad auditiva.
- Por su parte la exposición al amoniaco produce conjuntivitis e irritación de las vías respiratorias.
El riesgo de lesiones puede ser causadas por herramientas, por objetos utilizados para trabajar, por maquinarias, por caídas causadas por pisos resbaladizos con restos de materia prima.
No estamos hablando de una discusión del pasado, como lo deja entrever la abogada del SOIP y especialista en accidentes de trabajo Belén Mollo, quien afirma que “son pocas las empresas que invierten en mejorar las condiciones de trabajo” y agrega “es alta la siniestralidad en el sector, el trabajador que ingresa a la ART no sale bien curado, vuelve a la empresa disminuido físicamente y muchas veces queda en la calle sin reconocerle ninguna discapacidad”. (Revista Puerto del 28 de julio de 2015) Está claro que no se está mencionando a lxs que trabajan en negro que no son derivadxs a una ART. al lesionarse en el trabajo.
Las condiciones laborales desfavorables producen consecuencias muchas visibles y dolorosas en la vejez de los extrabajadorxs. Noches sin dormir por dolores en la espalda, piernas, brazos, muñecas y manos son solamente algunos de los síntomas luego de años de frio, movimientos repetitivos, condiciones ambientales que disminuyen la calidad de vida.
Si bien hoy tenemos leyes, que ha permitido a muchos trabajadorxs (afectados por la falta de inscripción o de aportes) jubilarse con la mínima, somos conscientes que esto lo único que modera, son las consecuencias, pero no ataca las causas, declarando la insalubridad y combatiendo el trabajo en negro lo que permitiría trabajar en mejores condiciones y con una jubilación acorde a la tarea.
Foto: https://revistapuerto.com.ar/